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La situación sanitaria actual, producto de la pandemia producida por el COVID 19 y la pandemia económica que afecta y sigue afectando a miles de empresas, está provocando presiones y cambios, que desde hace décadas no se presentaban en las empresas y organizaciones en general. En lo personal, esta situación marca un punto de inflexión, un antes y un después, pero lo más importante, es preguntarse ¿de qué forma saldremos jugando y fortalecidos de esta tremenda amenaza sanitaria y económica? Las estrategias de aislamiento, la necesidad de avanzar en el uso de recursos tecnológicos, la caída en el nivel de empleo, de los ingresos y de la estabilidad natural de la población, nos obliga a evaluar una serie de nuevos paradigmas, donde lo esencial se traduce en gestionar el conocimiento de la organización para concretar metas y aspiraciones, reconociendo el valor estratégico de las personas. ¿Cómo abordamos este concepto?

  • En primer lugar apreciaremos un el paulatino deterioro de la duración de las ventajas competitivas que precipitan rápidos relevos del liderazgo en la industria. Esto implica que nos olvidemos de pensar en el negocio con una estrategia permanente en el tiempo, ya que la competencia, los consumidores y las tendencias de los mercados, nos obligarán a avanzar en cambios, innovación, desarrollo e investigación aplicada. Debemos ser capaces de leer y anticiparnos a la jugada, mucho antes de que esta se produzca. Para ello, debemos contemplar un nuevo sistema de formación de todos los colaboradores, en especial, el desarrollo de competencias directivas y de liderazgo, que tanta falta hace en nuestros países.
  • El derrumbamiento de las barreras de entrada de competidores derivados de los procesos de desregulación y de cambio tecnológico; la generación de grandes redes de valor que reducen el control de las compañías que lo ejercen sólo parcialmente. El concepto de competencia empresarial ha cambiado y hoy debemos ser capaces de enfrentar la competencia de organizaciones fuertes, consolidadas y poderosas, que ofrecen productos y servicios a través de la plataforma WEB, en forma simultánea y desde cualquier país del mundo. Ellas se han fortalecido en modernos sistemas de información, desarrollo de una oferta estandarizada, mecanismos de pago en línea y un sistema de distribución y logística del más alto nivel.
  • La amenaza de la digitalización entre las empresas que desarrollan productos basados en la creatividad y la propiedad intelectual; la gran difusión de la información entre los consumidores gracias a la aparición de Internet y que les ha otorgado mucho más control del que nunca tuvieron. Un desafío de proporciones para las empresas, es el manejo de la información, redes de datos, sistemas de conectividad, trazabilidad y capacidad de reacción y respuesta a las más variadas solicitudes. La personalización masiva, es una herramienta que llegó para quedarse.
  • El ciclo de vida de las estrategias empresariales alcanzan su punto álgido con mayor rapidez gracias a la abundancia del capital, la generalización de la subcontratación y el alcance de Internet; sin embargo, su declive es también cada vez más próximo. Ello nos obliga a tener una serie de opciones de nuevas ideas bajo la manga, del desarrollo de nuevos negocios, que puedan aportar al incremento de los ingresos, a la diversificación del riesgo y al aumento significativo de las utilidades. Para ello, el trabajo eficiente, eficaz y basado en el principio de economicidad en el uso de los recursos, pasa a ser una prioridad en el manejo ejecutivo.
  • Finalmente, la caída de los costos de comunicación y la globalización ha permitido la entrada de contendientes altamente competitivos en cuanto a costos, que manejan un volumen de producción impensable, con un alto nivel de calidad, contra los cuales es muy difícil luchar.

Ante este escenario, la pregunta es ¿qué debemos hacer para fortalecernos?

Algunas ideas son:

  • Identificar cómo las tendencias irán creando un nuevo panorama al que las organizaciones deberán adaptarse.
  • Considerar las alternativas disponibles para las empresas. En función de sus estructuras, sus modelos de gestión actuales y la configuración de sus agendas, su capacidad de adaptación al cambio.
  • Identificar las metas u objetivos del cambio que va a producirse priorizando dichas tareas en función de los recursos necesarios, del presupuesto y del aporte que han de generar a la organización.
  • Seleccionar las variables principales que definirán cómo se pueden alcanzar los propósitos. Frente a la identificación de variables relevantes, hay que aislar su comportamiento, que incide en las determinadas variables y a qué tipo de resultados conduce.
  • Cabe plantearse qué obstáculos se encuentran para formular soluciones concretas a estos obstáculos.
  • Crean, innovar, investigar y desarrollar ideas nuevas y conceptos nuevos, que permitan adaptarse a todo el escenario cambiante.
  • Apostar a una estrategia de focalización del cliente, donde lo más relevante es la satisfacción integral de los mismos, a través de la entrega de conceptos, productos y servicios entregados con los más altos estándares de calidad.

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