Las
empresas pocas veces se han enfrentando a situaciones globales de impacto tan
grande como la generada por el COVID-19. Pocos se han preparado en cuanto
a trabajo virtual, implementaciones tecnológicas de gran profundidad en las
empresas, operaciones ajustadas en términos de costos, carteras de productos
diversificadas, múltiples canales de comercialización y desarrollo del
liderazgo efectivo. En ese sentido, 88% de los ejecutivos consultados en
Estados Unidos plantean que son más productivos trabajando de manera remota, la
pregunta aquí es ¿cómo lo logran? A través de una planificación y estructura
organizacional con definiciones claras en objetivos, roles y
responsabilidad.
En todo este proceso, lo que ha quedado muy claro es la falta de previsión en
el futuro, en no estructurar a tiempo el modelo de negocios. Cuando hablamos
de modelo de negocios, nos enfocamos en cómo cada empresa se organiza de manera
interna, para desarrollar una potente propuesta de valor que le permita mejores
indicadores financieros, comerciales y reputaciones. No existe una
cultura de cambiar lo que “funciona bien”, pero ¿qué realmente está funcionando
bien? Ese es el primer punto de partida, tenemos cómo medir si estamos en
buena posición, tenemos flujos de efectivos necesarios para tener previsiones y
reinversiones en él negocios, hay una estructura de gobierno corporativo,
existen líderes identificados que puedan lograr la articulación de la estrategia. Creo que son
pocas las empresas que conocen perfectamente cómo hacer un ajuste en el modelo
de negocio, reconfigurar
sistemas internos que permitan ser más flexibles y dinámicos en el mercado.
En este momento, ejecutivos y empresarios deben enfrentar el desafío de sostener sus empresas en pie, y desarrollar un nuevo modelo de negocios que les permita salir de los vicios del pasado que le impidieron a sus empresas posicionarse de manera sólida. Empezando por romper paradigmas, fijar desafíos más allá de lo financiero y ser creativos son los principales ingredientes para reformularse como líder de una organización.
El primer paradigma que tenemos que evaluar está vinculado con la percepción del consumidor y su comportamiento. Cuánto consumo se trasladará a un nuevo formato, como pasamos de arriendo de DVD a Netflix, informarnos si ese formato existe o tendremos que pensar en una nueva manera de hacer las cosas. Los clientes estarán comprando en base a los aspectos emocionales o racionales, identificar los nuevos insights, y analizar todo desde la experiencia del cliente.
Actualmente, se instaló una dictadura de la tecnología, que nos ha apuesto a todos más digitales, el verdadero planteamiento es si ¿terminará como todas la dictaduras? (odiadas o amadas), o ¿ya quedará instalada normalizándose así los usos y prácticas tanto de personas y empresas?
Otro paradigma se instala en la manera de dirigir a los equipos, la tarea es encontrar la forma de generar el compromiso en mis equipos de trabajo si presencialmente, no estoy al lado de ellos o con ellos. Estos son momentos en los cuales queda en evidencia quienes son autónomos en el trabajo y quienes no, quienes tienen competencias de trabajo organizado y quién no. Coordinar a distancia y ser efectivos en la comunicación, sin duda son algunos elementos sobre el desafío que ya estamos enfrentando.
De igual manera, tenemos que ver la capacidad de los competidores de re-inventarse, quién gana la batalla de re-imaginar el futuro y construirlo antes que todos. Un diagnóstico bien hecho es el mejor plan de acción en sí mismo, si somos capaces de identificar dónde puede mejorar nuestro negocio y qué elementos debo dirigir; con creatividad seremos capaces de diseñar un sistema de trabajo propio con definición clara de la estrategia, objetivos a 3 años, implementaciones inmediatas en áreas estratégicas como Ventas, Marketing, Finanzas, Operaciones, Gestión de Personas y IT. Toda la empresa debe estar preparada y alineada para un objetivo más trascendente y más relevante.
Esta crisis nos va a dejar heridas, daños irreversibles y aprendizajes. Espero que para la mayoría de nosotros sean sólo heridas y aprendizajes; para que eso suceda, debemos anticiparnos al futuro hoy, para ello, debemos luchar por mantener nuestras empresas y este esfuerzo debe ser para que mañana sean aún más grandes. ¡Actuemos hoy!